La Arquitectura no se alimenta de sí misma. A diferencia de la pintura de Francisco de Goya, Saturno devorando a su Hijo, para la Arquitectura existen otras artes, ciencias y tecnologías de donde nutrirse, antes de recurrir a su propia especie. Sin estos otros afluentes fundamentales, ella no podría existir. Su riqueza es directamente proporcional, a la presencia de estos argumentos coadyuvantes.
Desde sus orígenes, la Arquitectura ha tenido una estrecha relación con la medida. Una obsesión, que es el traspaso entre el arte creativo y la técnica constructiva. Arte y técnica, unidos por la medida. Primero fue el cuerpo, luego fueron elementos proporcionales y normativos y finalmente son complejas métricas de variada índole. Históricamente, los tratados de Vitruvio, Leonardo da Vinci y León Battista Alberti, nos enseñaron relaciones matemáticas entre el arte y la naturaleza, como base fundamental de la Arquitectura.
Hoy debido a la Emergencia Sanitaria COVID-19, hablamos de distanciamiento social. Variando necesariamente, la relación de medida entre nosotros. A lo largo de la historia se puede comprobar como las pandemias modificaron la arquitectura, primero el diseño de las ciudades y luego de las viviendas. Nuestra existencia la desarrollamos en contextos arquitectónicos, urbanos, territoriales y geográficos. Al variar una medida, inevitablemente se alteran las relaciones de todo este sistema complejo.
La formulación, resolución y construcción de la arquitectura, pasa por la aplicación de medidas reguladas, normadas y aprobadas por distintas instancias jurídicas. El alterar medidas, dimensiones, distancias y relaciones métricas, tiene consecuencias, que alteran todo en la arquitectura.
La Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones, manifiesta la lógica de sus idearios cualitativos, en medidas cuantificables. Al ilustrar sus normas, lo hacemos desde la métrica de sus medidas, que refieren a su lógica legal, como base reglada del diseño arquitectónico, urbano y territorial.
El Arte de Proyectar en Arquitectura, Ernst Neufert y Architectural Graphic Standards, Ramsey/Sleeper, nos enseñaron el ámbito de la normalización en el diseño, estableciendo la métrica que debe estar presente en nuestro diseño, arquitectura, vecindarios, barrios, comunas, ciudades, urbes, metrópolis y territorio. Todo aparece allí medido, referido y catalogado.
En El Modulor, Le Corbusier establece un sistema de medidas, como relación profunda del cuerpo humano con un sistema antropométrico de medidas interrelacionadas en base a una base áurea, que da sustento a escalas de diseño, resolución y construcción arquitectónica.
Desde hace tiempo, hemos aprendido a aplicar el Manual de Normas Técnicas de Accesibilidad Universal, con todo lo que ello significa. Las medidas del soporte arquitectónico, articulando a distintas capacidades de movilidad física, para que las edificaciones no dejen a nadie en una condición de discapacidad.
El distanciamiento social COVID-19, y su aplicabilidad y las medidas de todo lo antes mencionado, se ven abiertamente sobre exigidas.
Pero todas estas medidas, dimensiones, normas, proporciones y métricas, no nos olvidemos, partieron de nosotros. Y es ahí donde debemos pensar en el antropólogo Edward T. Hall, quién nos enseñó en La Dimensión Oculta, que la “proxémica”, es la que establece una estructuración inconsciente de las personas para estructurar, utilizar y percibir el espacio en la interacción diaria, es decir, la proximidad y el alejamiento entre los interlocutores, que es parte de nuestro comportamiento comunicativo como seres humanos. Estableció una distancia íntima (0,15m a 0,45m), una distancia personal (0,75m a 1.20m), una distancia social (2m a 3,5m) y una distancia pública (más allá de los 3.50m).
Todos nuestros aconteceres ciudadanos en arquitectura se manejan en estos parámetros. Aclaramos aquí, que el distanciamiento social COVID-19, es absolutamente necesario, para contener, controlar y erradicar el contagio del fatal virus. Su aplicación es urgente y vital.
Letreros, trazados, líneas en suelos, muros y cielos, no son suficientes. No son respetados, obedecidos ni seguidos por las personas. Están en conflicto con la proxémica íntima y personal, requerida existencialmente por muchos. Esta crisis cambiará patrones de vida en forma permanente. En Italia, Caret Studio, propuso una solución temporal para un uso consciente del espacio público en la región Toscana.
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Es así, como arquitectos, urbanistas, paisajistas, diseñadores y geógrafos, tenemos que reflexionar frente al desafío sanitario y compromiso con nuestra sociedad, con diseños que promuevan los cambios que estamos viviendo en los espacios sociales del territorio, la ciudad y la vivienda.
La nueva métrica, debe entenderse como una manera de medir el mundo desde la inclusión, la equidad y el respeto a la democracia, para entregar las herramientas necesarias para diseñar espacios acordes a esta nueva realidad y a una ciudad más justa.
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